miércoles, 31 de marzo de 2010

Simplemente ama

Para fluir y crecer en el amor no se necesita perfección. El amor no tiene nada que ver con la otra persona. Una persona amorosa simplemente ama. El amor es una función natural, no pide perfección. La gente que exige perfección es gente incapaz de amar, gente neurótica. Aún así pueden encontrar a un amigo o a un amante, pero exigen perfección y el amor es destruido por culpa de esa exigencia. Nunca exijas perfección. No tienes derecho a exigir nada de nadie. Si alguien te ama, agradécelo, pero no exijas nada, porque él no tiene la obligación de amarte. Si alguien ama, es un milagro, así que enternécete por el milagro. Cuando ames a alguien no empieces a exigir, sino desde el principio mismo estás cerrando las puertas. No tengas ninguna expectativa. Todo el mundo está interesado en recibir amor y nadie parece disfrutar dándolo. Y si alguna vez dan, sólo dan para recibir, y lo hacen como un negocio. Vivir con una mujer que no amas, vivir con un hombre al que no amas, convivir por seguridad, por conveniencia, por apoyo económico, vivir por cualquier razón excepto por amor, es simplemente penoso. El amor no es un negocio, así que deja de tratarlo como tal, sino, malograrás tu vida, el amor y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo bello no es en absoluto negociable. La existencia no sabe acerca de negocios. Un pájaro viene, se posa en tu ventana, te canta una canción y no te pasa una factura o te pide un certificado. Ha cantado su canción y luego, muy contento se va volando. Así es como el amor crece. Da y no esperes nada para que veas cuanto puedes conseguir. No esperes perfección, no pidas y no exijas nada. Ama sin ninguna condición y sabrás qué es el amor.-

martes, 16 de marzo de 2010

DIALOGO ENTRE ASMODEO Y EL RUSO SALZMAN

Soy Asmodeo, inspirador de tahures y dueño de todas las fichas del mundo.
Conozco de memoria todas las manos que se han repartido en lahistoria de las barajas
Tambien conozco las que se repartiran en el futuro.
Los dados y las ruletas me obedecen.
Mi cara esta en todos los naipes.
Y poseo la cifra secreta y fatal que han de sumar tus generales cuando llegue el fin de tu vida.
Salzman: ¿ No desea jugar al chinchon?
Asmodeo: No, Salzman, Vengo a ofrecerte el triunfo perpetuo. Con solo adorarme, ganaras siempre a cualquier juego.
Salzman: No se si quiero ganar.
Asmodeo: Imbecil...! ¿Acaso quieres perder?
Salzman: No, tampoco quiero perder.
Asmodeo:¿ Que es lo que quieres entonces?
Salzman: Jugar. Quiero jugar maestro.... Hagamos un chinchon.

El hombre que pedía demasiado

Satanás: ¿Qué pides a cambio de tu alma?
Hombre: Exijo riquezas, posesiones, honores, distinciones...
Y también juventud, poder, fuerza, salud...
Exijo sabiduría, genio, prudencia...
Y también renombre, fama, gloria y buena suerte...
Y amores, placeres, sensaciones...
¿Me darás todo eso?
Satanás: No te daré nada.
Hombre: Entonces no tendrás mi alma.
Satanás: Tu alma ya es mía.
(Desaparece).

miércoles, 3 de marzo de 2010

"El esmero por demostrar una supremacía inexistente conduce usualmente, a una amarga decepción"

La conducta ejemplar El Midrash relata que el sol y la luna fueron creados originalmente del mismo tamaño. Sin embargo, la luna se quejó ante Dios... - "¿Es posible que dos reyes gobiernen un país y compartan una misma corona?" - " Afirmas que tú y el sol no deben ser del mismo tamaño", dijo Dios. " Muy bien, puesto que uno debe estar subordinado al otro, disminuiré tu tamaño y poder. El sol continuará ardiendo tan brillantemente como cuando fue creado e irradiará luz y calor durante todo el día, y tú proveerás sólo una débil iluminación durante la oscuridad de la noche". La luna se entristeció sobremanera al escuchar estas palabras e inmediatamente se lamentó de sus propios dichos. Por eso, Dios le dijo luego: - " Porque comprendo que ahora te lamentas por tu conducta impropia, haré más leve el peso de Mi decisión: te rodearé de incontables estrellas luminosas que agregarán a tu luz su propio brillo titilante." El esmero por demostrar una supremacía inexistente conduce usualmente, a una amarga decepción. Debemos sentirnos útiles y capaces; pero no a expensas de otra persona, sino sabiendo realmente lo importante que somos.

Sabiduría

Los sufis se constituyeron en una corriente mística - que nosotros conocemos más como la filosofía de los derviches - que utilizaba la parábola y el cuento para transmitir sabiduría, como casi todos los pueblos místicos de la historia.El protagonista de las historias sufis es siempre el mismo, se llama Nasrudím y es un personaje muy particular. A veces es un viejo decrépito, a veces es un joven; otras, un sabio; otras, un torpe, un tonto. También aparece como un hombre adinerado, o como un mendigo. Y siempre se llama Nasrudím. Que esos personajes tan distintos tengan el mismo nombre quizá sirva para mostrar que nosotros somos, también, cada uno de esos personajes. O, tal vez, que tenemos la capacidad de ser de diferentes maneras: a veces sabios, a veces tontos, a veces jóvenes, a veces decrépitos. Específicamente en esta historia, Nasrudím es un hombre que, por alguna razón que no se sabe, ha cosechado fama de ser lo que entre los sufis se denomina "un iluminado", esto es, alguien que ha logrado un cierto conocimiento sobre cuestiones importantes y trascendentes para otros. La fama que tiene Nasrudím es absolutamente falsa. Porque él sabe que, en realidad, no sabe nada; que todo lo que los demás suponen que él sabe es solo una creencia. Está convencido de que lo único que él ha hecho es viajar y escuchar: pero que, con certeza, no tiene grandes cosas para decir. Y sin embargo, cada vez que llega a una ciudad o a un pueblo, la gente se reúne para escuchar su palabra creyendo que tiene cosas importantes para decir.El cuento empieza cuando Nasrudím llega a un pequeño pueblo en algún lugar de Medio Oriente. Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudím, que en verdad no sabía qué decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo. Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:- Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán qué es lo que yo tengo para decirles.La gente dijo:- No... -¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos. ¡Háblanos!Nasrudím contestó:Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber qué es lo que YO vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.Dijo esto, se levantó y se fue.La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudím se alejaba, dijo en voz alta:- ¡Qué inteligente!Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice "¡qué inteligente!", para no sentirse un idiota uno repite: "¡Sí, claro, qué inteligente!". Y entonces, todos empezaron a repetir:- ¡Qué inteligente!- ¡Qué inteligente!Hasta que uno añadió:- Sí, qué inteligente, pero... qué breve.Y otro agregó:Tiene la, brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido. Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.Entonces fueron a ver a Nasrudím. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.Nasrudím dijo:- No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.La gente dijo:- ¡Qué humilde!Y cuanto más Nasrudím insistía en que no tenía nada para decir, más la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudím accedió a dar una segunda conferencia.Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia del día anterior. Nasrudím se paró frente al público e insistió en su técnica:- Supongo que ustedes ya sabrán qué he venido a decirles.La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia-, así que todos dijeron:- Sí, claro, por supuesto que lo sabemos. Por eso hemos venido.Nasrudím bajó la cabeza y añadió:- Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.Se levantó y se volvió a ir.La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:- ¡Brillante!Y cuando todos oyeron que alguien había dicho "¡brillante!", el resto comenzó a decir:- ¡Sí, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!- ¡Qué maravilloso!- ¡Qué espectacular!- ¡Qué sensacional, qué bárbaro!Hasta que alguien dijo:- Sí, pero... mucha brevedad.- Es cierto -se quejó otro.- Capacidad de síntesis -justificó un tercero.Y enseguida se oyó:- Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos dé más de su sabiduría!Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudím para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia.Nasrudím dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenía conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenía que regresar a su ciudad. La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, Finalmente, Nasrudím aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia. Por tercera vez se paró frente al público, que ya eran multitudes, y les dijo:- Supongo que ustedes ya sabrán qué he venido yo a decirles.Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:- Algunos sí y otros no.En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudím con la mirada.Entonces, el maestro respondió:- En ese caso, los que saben... cuéntenles a los que no saben. Se levantó y se fue.

Toque Zen

Recuerde este proverbio chino: Los Maestros pueden abrir la puerta más sólo usted puede entrar. Tenga un proyecto de vida, más esté abierto para percibir las señales del camino. Sea flexible como los gajos de un árbol al viento, así nada podrá quebrarlo. Encienda un incienso. Él marca el tiempo de su meditación o de cualquier actividad y purifica el ambiente. Además de eso, según los monjes zen-budistas, el humo esparce bienestar a todos los seres y eleva nuestro espíritu. Tenga cerca una caja de arena, con algunas piedras y modifique cada día la posición de ellas y el trazado de los granos. Mover en el jardín zen es una forma de aquietar la mente y una metáfora de la vida: Todo está cambiando en todo momento, un día es diferente de otro y usted puede crear su presente. En el trabajo, cuando estuviera en una situación de conflicto o recibiera una provocación, no reaccione inmediatamente. Respire y preste atención, pues siempre hay una manera de resolver las cuestiones de forma pacífica, con respeto, amorosamente. Caso contrario, usted entra en la sintonía de acciones y pensamientos negativos, dañinos para los otros y para usted mismo. En el tránsito, manténgase atento y gentil con los otros conductores. Mantenga distancia y ceda el paso. Si está muy alterado con la espera, tenga en el vehiculo música tranquila y algunos caramelos. Eso baja la ansiedad y suaviza el enojo e impaciencia. Simplemente sea lo que es, acepte su cuerpo y sus pensamientos. Acuérdese de mirar hacia el cielo. Eso expande los límites de la mente y nos recuerda que somos una pequeña parte del inmenso Universo, que está siempre en movimiento. Al hablar, use palabras de cariño y respeto, pues usted está delante de otro ser humano, sea quien fuera. Reserve algún tiempo, y apenas quede sin hacer nada: No piense, no contemple, no desee cambios. En cada gesto simple de lo cotidiano, usted puede descubrir nuevos placeres. Saboree el agua y cada alimento como un bien precioso, una fuente de energía vital. Cuando esté comiendo o cocinando, no desperdicie. Comience el día sentándose con la columna erecta, (puede ser en una silla), perciba su respiración, los latidos de su corazón, sus tensiones, sus pensamientos. Quédese así por algunos minutos, después respire hondo y salga al mundo dispuesto a aceptar el día como venga, como si fuese el primero de su vida. Viva el momento presente. El pasado ya se fue y el futuro aún no existe. El aquí y ahora es la única realidad. La respiración tiene el poder de cambiar rápidamente su estado de ánimo. En situaciones de estrés, ansiedad, enojo, tristeza, calme su respiración y tenga en mente que todas las situaciones son pasajeras, que todo está en constante transformación. Preste atención en todo lo que hiciere y mire las acciones y los comportamientos repetitivos como una nueva oportunidad de percibir la vida con más cuidado y amor.

Tú eres necesario y especial

Tú eres necesario y especial. Dondequiera que te encuentres y quien quiera que seas; quiero que estés seguro que tú eres un ser sumamente especial. Llevas contigo muchas cosas que quizás desconoces que posees, porque no te detienes en tu cotidiano afán
a buscar dentro de ti mismo, lo bueno que puedes brindar.Otros no tienen lo especial que hay en ti, porque solamente a ti se te ha dado para que lo compartas debidamente. Desde el instante en que se te ha permitido la vida, has pasado a formar parte del inmenso rompecabezas que juntos debemos armar, en donde nadie esta de mas ni de menos. No hay un ser que lleva la vida en vano, todos tenemos una misión especial y a cada cual le corresponde descubrirla, y llevarla a cabo de la mejor manera.

Reflexiona

Usa sabiamente tu inteligencia.
Busca lo que no está a simple vista.
Insiste en descubrir los misterios.
Analiza para que entiendas.
Sintetiza para que comprendas.
El cuerpo toma los nutrientes y el resto lo desecha.
Haz lo mismo desde tu consciencia.
Reflexiona
Usa ese recurso poderoso.
Filtra para que no tragues piedras.
Distingue lo esencial de lo trivial. Lo valioso de lo inútil.
Lo transitorio de lo eterno.
Lo trascendental de lo mundano.
No llenes tu cabeza con basura.
Reflexiona
Que el azar no controle tu destino.
Las obras más valiosas no se deben a la suerte.
Provienen de inteligencia, consciencia y trabajo.
Cuando uses tu discernimiento, deja espacio para la intuición.
La reflexión es el contrapeso de las emociones.
La manija que regula el flujo intenso.
La base del cálculo y de la prudencia.
Una condición para la convivencia.
Un ejemplo vivo de la evolución humana.
Nuestra oportunidad sobre las bestias.
"No hay camino hacia la libertad......La libertad es el camino."

Ajedrez

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores. Adentro irradian mágicos rigoresl as formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero,oblicuo alfil y peones agresores. Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito. En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. Como el otro, este juego es infinito. II Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada. No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino ,no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada. También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y blancos días. Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges

Serenata para la tierra de uno

Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy.
Por todo y a pesar de todo
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines,
mi amor, yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos.
Porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable,
mi amor, yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor,
y odiar a los que te castigan,
mi amor, yo quiero vivir en vos.

Maria Elena Walsh

Botella en el mar

Pongo estos seis versos en mi botella al mar
con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.

Mario Benedetti.

Curriculum

El cuento es muy sencillo usted nace contempla atribulado el rojo azul del cielo el pájaro que emigra el torpe escarabajo que su zapato aplastará valiente

Usted sufre reclama por comida y por costumbre por obligación llora limpio de culpas extenuado hasta que el sueño lo descalifica

Usted ama se transfigura y ama por una eternidad tan provisoria que hasta el orgullo se le vuelve tierno y el corazón profético se convierte en escombros

Usted aprende y usa lo aprendido para volverse lentamente sabio para saber que al fin el mundo es esto en su mejor momento una nostalgia en su peor momento un desamparo y siempre siempre un lío... entonces usted muere.

Mario Benedetti.

El amor

El amor es un centro
Una esperanza un huerto un páramo
una migaja entre dos hambres
el amor es campo minadoun jubileo de la sangre
cáliz y musgo
cruz y sésamo
pobre bisagra entre voraces
el amor es un sueño abierto
un centro con pocas filiales
un todo al borde de la nada
fogata que será ceniza
el amor es una palabra
un pedacito de utopía
es todo eso y mucho menos
y mucho más
es una islauna borrasca
un lago quieto
sintetizando yo diría
que el amor es una alcachofa
que va perdiendo sus enigmas
hasta que queda una zozobra
una esperanza un fantasmita.

Mario Benedetti

Pacificadores


No sé hasta dónde irán los pacificadores

con su ruido metálico de pazpero

hay ciertos corredores de seguros

que ya colocan pólizas contra la pacificación

y hay quienes reclaman la pena del garrote

para los que no quieren ser pacificados

cuando los pacificadores apuntan

por supuesto tiran a pacificar

y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro

es claro que siempre hay algún necio

que se niega a ser pacificado por la espalda

o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento

en realidad somos un país tan peculiarq

ue quien pacifique a los pacificadores

un buen pacificador será.

Y cuanto vive?

Y cuánto vive? Cuánto vive el hombre, por fin? Vive mil días o uno solo? Una semana o varios siglos? Por cuánto tiempo muere el hombre? Qué quiere decir “Para siempre”? Preocupado por este asuntome dediqué a aclarar las cosas.
Busqué a los sabios sacerdotes, los esperé después del rito, los aceché cuando salían a visitar a Dios y al Diablo. Se aburrieron con mis preguntas. Ellos tampoco sabían mucho,eran sólo administradores. Los médicos me recibieron, entre una consulta y otra, con un bisturí en cada mano, saturados a aureomicina, más ocupados cada día. Según supe por lo que hablaban el problema era como sigue: nunca murió tanto microbio, toneladas de ellos caían, pero los pocos que quedaron se manifestaban perversos. Me dejaron tan asustado que busqué a los enterradores. Me fui a los ríos donde queman grandes cadáveres pintados, pequeños muertos huesudos, emperadores recubiertos por escamas aterradoras, mujeres aplastadas de pronto por una ráfaga de cólera. Eran riberas de difuntos y especialistas cenicientos. Cuando llegó mi oportunidadles largué unas cuantas preguntas, ellos me ofrecieron quemarme:era todo lo que sabían. En mi país los enterradores me contestaron, entre copas:“-Búscate una moza robusta, y déjate de tonterías”. Nunca vi gentes tan alegres. Cantaban levantando el vino por la salud y la muerte. Eran grandes fornicadores. Regresé a mi casa más viejo después de recorrer el mundo. No le pregunto a nadie nada. Pero sé cada día menos.
Pablo Neruda

La vida

La vida es oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es un misterio, devélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, arrástrala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela.

Madre Teresa

lunes, 1 de marzo de 2010

La aventura del conocimiento y el aprendizaje

La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos. En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....." Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas. Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios. ¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios. A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco. Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros. Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio. Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro. Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece. Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier cosa. Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente. Gane mucho "vento" sin esfuerzo ninguno. No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable. ¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera! El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto. Los cursos que no se dictan: Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente. Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea. Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos. Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es bueno", "a respetar, quién es uno", etc. Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes. Elogio de la ignorancia: Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba. Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida. De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda. Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo. "Aprenda a tocar la flauta en 100 años". "Aprenda a vivir durante toda la vida". "Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje".

ALEJANDRO DOLINA