lunes, 31 de octubre de 2011

Crucero o geriatrico?

Un matrimonio está de viaje en un crucero por el Mediterráneo.
Durante el almuerzo, ven a una señora viejita sentada cerca de la barra del restaurante principal.
Notaron que todo el personal, la tripulación del barco, mozos, ayudantes de mozos, etc. estaban muy familiarizados con ella.
Preguntaron al mozo que los atendía que quién era esa dama, esperando que les respondieran que ella era la dueña de la compañí-a de cruceros o algo por el estilo, pero el mozo respondió que no, que ella venía viajando en el barco de ida y vuelta los últimos seis viajes.
Una tarde, cuando estaban saliendo del restaurante, se cruzaron con ella y aprovecharon para saludarla. Conversaron un poco y pasado un rato le dijeron: "Por lo que sabemos, usted ha estado en este barco los últimos seis viajes".
Ella respondió: "Sí, es verdad".
Le dijeron que no entendían la razón por lo que lo hací-a y ella respondió en el acto:
Es que es más barato que un asilo para ancianos en Estados Unidos. No me quedaría nunca en un asilo. De ahora en adelante, estoy viajando en este crucero hasta mi muerte. El costo medio para cuidar ancianos en esos asilos en EE.UU. es de 200 dólares por día. Verifiqué en el Dpto. de reservas de la compañí-a de cruceros que puedo obtener un importante descuento cuando compro los viajes con bastante anticipación, y además el descuento para jubilados llega hasta 135 dólares por día. El viaje me sale en 65 dólares diarios y además yo pago 10 dólares diarios de propinas. Y por ese precio:
1) Tengo más de diez comidas diarias, si quiero puedo ir a los restaurantes, o puedo tener el servicio en mi camarote, lo que significa que puedo tener el desayuno en la cama, todos los dí-as de la semana.
2) El barco tiene tres piscinas, un gimnasio, lavadora y secadora de ropa gratis, biblioteca, bar, Internet, cafés, cine, shows todas las noches y un paisaje diferente cada día.
3) También me dan la pasta dentí-frica, el uso de un secador de pelo, el jabón y el shampoo gratis.
4) Te tratan como cliente y no como paciente. Con una propina extra de cinco dólares tengo a todo el personal de servicio para que me ayude.
5) Conozco nuevas personas cada siete o catorce días.
6) ¿Se rompió la TV?, ¿necesito cambiar una lamparita?, ¿quiero que me cambien el colchón? No tengo problemas; ellos arreglan todo y me piden disculpas por los inconvenientes.
7) Lavan la ropa de cama y las toallas todos los días, y no tengo que pedir que lo hagan.
8) Si usted va a parar a un asilo de ancianos y se quiebra la cadera, la única salida es el Seguro Social. Si se cae y se fractura un hueso en algún barco, lo van a acomodar en una suite de lujo el resto de su vida.
Ahora les voy a contar lo mejor:
¿Quieren viajar por Sudamérica, Canal de Panamá, Tahití, Caribe, Australia, Mediterráneo, Nueva Zelanda, por los fiordos, por el Nilo, Río de Janeiro, Asia o donde se les ocurra ir? ¡La compañía de cruceros está lista para llevarlos!
Por eso mis queridos, no me busquen nunca en un asilo de ancianos. ¿Vivir entre cuatro paredes y un jardí-n como paciente de hospital...??? ¡No, gracias!!!